Los “accionadores o arrastraderas”; son unos útiles imprescindibles en el torno de entre-puntas, para que puedan girar los ejes estacados en las poleas.

Dibujo de unos accionadores o arrastraderas de pinza.

Los ejes de todo tipo al no disponer de orificios o brazos para ajustar las puntas de las poleas; es necesario ajustarlos de forma muy firme a estas arrastraderas o accionadores, para poder introducir la punta de la polea en su orificio.

Para introducir el eje a presión en la arrastradera, es necesario utilizar un útil o herramienta especial, que separa los dos brazos o colas de esta y permite introducir al eje.

 

 

Dos tipos de herramientas para abrir las arrastraderas o accionadores.

Al accionar la palanca hacia abajo las colas de la arrastradera se abren y se puede introducir en los orificios más pequeños el eje.

A continuación si volvemos la palanca a su posición de reposo; los dos brazos de la arrastradera se cierran con fuerza sobre el eje.

Para poder atender a todas las posibilidades de medidas de los ejes, es imprescindible disponer de un juego de por lo menos doce arrastraderas, que pueda cubrir bastantes opciones.

Podría darse el caso de no disponer de la necesaria por las medidas del eje;  si se nos presenta esta situación, debemos fabricar una a medida con la referencia de las demás.

Recipiente con 12 arrastraderas de las medidas más comunes.

Torneado de un pivote con accionador o arrastradera.

Para poder hacer girar la polea del torno, podemos usar un motor eléctrico o algún elemento tradicional como un “arquete” accionado a mano; el motor eléctrico nos proporciona confort pero se pierde la posibilidad de aplicar en cada caso la velocidad de rotación adecuada a nuestras necesidades.

Cada relojero en este caso utilizará aquel que le sea más conveniente; pero conviene explicar  que algunas veces y en pruebas de nivel para relojeros que quiere acceder a las grandes complicaciones de marcas de lujo los tornos de entre-puntas, son con accionamiento manual.

Observación personal: en previsión de tener que usar alguna vez una mano para accionar el torno; sería bueno ensayar la utilización del buril solo con una mano.

Fotografía del torneado de un pivote entre-puntas.

Si analizamos la fotografía proporcionada por Bergeon, podemos apreciar el agarre del buril de mano sobre un apoya-buriles del torno.

El eje para su giro va montado en la arrastradera o accionador de polea estacado en una mini-pinza americana con la punta de la polea del torno ya introducida en el orificio de mayor tamaño de la arrastradera. 

Solo queda accionar el torno (por el medio escogido) haciendo girar las poleas.

Para estos niveles de precisión, las revoluciones del torno y la presión del buril sobre el pivote, son de vital importancia.

Nota: por descontado la calidad del buril su forma y afilado también son muy importantes.

 

Torneados excéntricos.

Los dibujos que vamos a ver a continuación de torneados excéntricos, permiten ver con claridad, cómo se dispone el accionador o arrastradera en el eje, a saber: en un punto o en un disco.

  • El primer dibujo es: entre-puntos.
  • En el segundo es: entre el disco y un punto.

Las diferencias entre las dos las podemos ver si nos fijamos en la posición del pivote del eje, contrario a la polea; en un caso va dentro del punto y en el disco sobresale por el exterior.

El buril de mano también delata esta situación.

La posición que adopta la punta de la polea al introducirse en el orificio del accionador; le permite arrastrar el eje en el momento de poner en marcha el torno.

 

Torneado excéntrico en punto y disco.

 

En resumen; por la forma mecánica del eje de volante (ver dibujos) no se podría hacer girar la pieza en el torno de entre-puntas, sin la ayuda imprescindible de los accionadores o arrastraderas.

 

Observación importante: hay por lo menos dos tipos más de estos útiles, pero hemos seleccionado el de pinza por tener una construcción fácil de hacer en el supuesto de no tener la medida adecuada y la necesidad de fabricarla.

Un buen consejo de profesor de relojería: antes de proceder a los tratamientos térmicos, conviene tener acabada la arrastradera, con todos los orificios y el corte entre las dos colas.

 

Josep Matas Rovira. www.matasrovira.com